Imagen fantasmal de George sobre cartas del tarot – Capítulo 38 “Mi tía María me llama” del libro Finding Mr. George.

Capítulo 38: Tía María me llama

Mi tía María me llama : (Capítulo 38)

Pedidos, diseños y disgusto

Es jueves, y empiezo mi día con Claudia, y con disgusto. Con los pedidos impresos y empaquetados, le pedí a Kerry que me ayudara a diseñar una valla publicitaria. Fue tan rápida que me envió un cartel que alguien había hecho en América. ¡Guau!, era perfecto, solo tuve que cambiar la foto y el número de teléfono. Luego se lo mandé a Claudia y me dijo: “Vale, me encargo; haré 5.”

Carteles, planes y linternas

Después empecé a vaciar la piscina, y antes de darme cuenta ya iba de camino para pasear a los perros con Claudia. Ella estuvo de acuerdo en que el diseño de la valla era brillante, y me explicó que tardarían un poco en llegar porque las mandaba imprimir en Alemania por su tamaño y coste. Así que sugirió que mientras esperábamos, podríamos ir buscando los mejores sitios donde colocarlas. También hablamos de que probablemente recibiré una multa enorme por ponerlas sin permiso e incluso que podrían detenerme. Así que decidimos que, cuando llegaran, saldríamos de noche con linternas a colocarlas.

Cagney, Lacey y pasta con pasta

Le dije a Claudia que éramos como Cagney y Lacey, y que obviamente yo era la guapa. Como Claudia es alemana, no tenía ni idea de lo que hablaba, pero al verme reír tanto, empezó a reír también.

Nos despedimos, y cada una se fue a casa. Entré, alimenté a los perros y hasta cociné algo de cena, básicamente una cena de estudiante……… pasta con pasta. Mierda, necesitaba ir a comprar.

El baño y el espejo

Me preparé un baño bien caliente y, al hundirme en el agua, me miré y pensé que si perdía más peso, iba a empezar a flotar. Así que mañana toca ir de compras sí o sí.

Incluso mis adorados pijamas que Claudia me había regalado por Navidad ya me quedaban grandes. Es raro que algo con cintura elástica se caiga.

La llamada de mi tía María

Pensé: una taza de té y algo de televisión. No, porque justo sonaba el teléfono: era mi tía María desde el Reino Unido.

“Cariño, acabo de verlo, he estado en el hospital,” dijo. Vaya, no me derrumbé. Era la primera vez que alguien me preguntaba si estaba bien, y no lloré.

Pasamos las siguientes cuatro horas hablando por teléfono. Mi tía María sabe leer el tarot, y me preguntó si quería una lectura sobre George. Ni lo dudé, “Sí, por favor,” sollozé. Vale, sí, empecé a romperme.

No me gustó lo que escuchaba; me dijo que no lo encontraría por mucho tiempo, que está muy cerca, muy cerca… en un lugar al que voy a pensar.

El sueño con George

Era ya muy tarde, nos despedimos y me tumbé en el sofá dándole vueltas una y otra vez: ¿dónde demonios voy a pensar? No creo que vaya a ningún sitio, nunca tengo tiempo para pensar, siempre estoy demasiado ocupada. Aun así, esa noche dormí profundamente, y fue un sueño increíble, porque por primera vez soñé con George. Era tan real que, por un segundo, al despertar, creí que era verdad.

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